sábado, 1 de diciembre de 2012

¿Qué nos hace humanos?


Los seres humanos compartimos con los chimpancés, nuestros parientes más próximos,  casi un 96 % del ADN. Aunque no es un dato definitivo, este % de similitud es muy alto y sin embargo, las diferencias entre ambas especies (Homo sapiens y Pan troglodytes) son muchas y muy importantes. 

Hoy conocemos el catálogo completo de las diferencias genéticas entre el hombre y el chimpancé. Lo más característico, y que llama la atención, es que cada ser humano tiene más creatividad que cualquier animal con menos biología. Se dice que la lectura del genoma humano ha constituido una humillación. Pero nuestra riqueza no radica en tener más genes. Al contrario, la “pérdida” de éstos nos ha permitido ganar en la manifestación de nuestro carácter personal. Por ejemplo, una mutación en el gen de la miosina, se traduce en una fibra muscular más fina que reduce nuestra capacidad de masticación y, sin embargo, nos permite poder sonreír. También nos fuerza a compensar con el arte culinario la pobreza biológica de nuestra mandíbula.



El acontecimiento crítico que condujo al establecimiento de las mayores diferencias entre el cerebro del hombre y los primates está asociado con los cambios en la reorganización de los cromosomas sexuales, X e Y, durante el desarrollo embrionario. En la evolución de los mamíferos los cromosomas sexuales han seguido un proceso de paso de información del cromosoma Y al X. El cromosoma Y se ha ido reduciendo de tamaño, llegando a contener solamente los genes específicos de la masculinidad, mientras que el X se ha enriquecido almacenando genes importantes, especialmente genes para construir el cerebro.
En las hembras, XX, uno de ellos se inactiva en los diversos tejidos y de esa manera se iguala la dosis genética con los machos XY. Este proceso se invierte justo en el momento de la aparición de los primeros hombres, con un paso de información genética del cromosoma X al Y.

Los animales “superiores” como los primates tienen un comportamiento ligado al desarrollo y maduración de su sistema nervioso. Su cerebro procesa la información que le llega de fuera, siempre y cuando el estimulo específico de su especie esté presente. La información genética heredada le aporta una disposición a aprender a vivir, y le capacita para adquirir un conocimiento y dar respuestas instintivas, que son automatismos dirigidos desde la unidad funcional del organismo. Así, el animal “sabe” lo que le conviene y no se equivoca. El comportamiento de los animales viene dado por la dotación genética.

El actuar de los seres humanos, sin embargo, no está dictado por la biología. En primer lugar, no tiene un conjunto fijo de estímulos, sino que puede interesarse por cosas que incluso no existen. Una vez captado el estímulo, puede reaccionar a él de formas diversas, 
no determinadas biológicamente, o incluso no reaccionar. El ser humano tiene la capacidad de humanizar las necesidades biológicas y convertir el acto de comer, por ejemplo, en una celebración familiar, o de negarse el alimento (a pesar de que lo necesita para vivir) si cree que con eso va a conseguir el fin que persigue. Igualmente, el hombre no está determinado por el instinto de reproducción como el animal, cuya existencia radica en transmitir el mensaje genético para garantizar la continuidad de su especie. En el hombre, la unión corporal para la transmisión de la vida, como todos los gestos humanos naturales, tiene carácter personal.

El ser humano es pobre en instintos pero rico en capacidades. Es capaz de técnica, educación y cultura, con lo que soluciona los problemas vitales que se le plantean y que la biología no le da resueltos. Y, sobre todo, es capaz de vivir liberado del “me gusta, me apetece, o incluso lo necesito”, y de vivir no sólo en el presente, sino de recordar el pasado y proyectar el futuro. Asombroso que seamos más con menos genes.

Fuentes:
http://blogs.lainformacion.com/cronicas-de-la-ciencia/2011/12/08/la-humillacion-del-genoma-humano/
http://www.publico.es/ciencias/199762/que-nos-hace-humanos
http://www.muyinteresante.es/ique-nos-hace-humanos



1 comentario:

  1. Todo o casi todo de lo que habéis descrito del comportamiento humano se encuentra en animales como en algunas clases de monos, en los elefantes, delfines, y otros animales realmente inteligentes (principalmente en nuestros parientes los primates). Éstos, por ejemplo, aprenden muchísimas cosas a través de la cultura, de la observación, de la experimentación, y tienen comportamientos que ahora se empiezan a entender como MUY parecidos a los humanos.
    Este artículo está bien desde la perspectiva pasada, pero hoy por hoy empieza a estar obsoleto, y dentro de poco lo estará completamente.

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